8 de julio de 2013

Kirchnerismo, economía, américa latina y elecciones en la mirada de Jorge Taiana


Compartimos una extensa entrevista al ex-canciller y actual Secretario General del Movimiento Evita Capital. En ella se expresa el pensamiento del referente porteño sobre el kirchnerismo, la década ganada, los desafíos a futuro, la importancia de las elecciones, la situación de américa latina, la economía popular, la Ciudad de Buenos Aires y el macrismo. La entrevista fue realizada por Jorge Makarz y Nicolás Salerno Ercolani y publicada en el Espacio Iniciativa.
El 25 de mayo pasado coincidió el festejo de la fecha patria con los denominados diez años, la década ganada del kirchnerismo en el marco de una importante movilización ¿Cuál es tu evaluación?

La marcha del 25 fue una movilización espectacular, en varios sentidos, destacándose su nivel de masividad extraordinaria. Pocas veces se ha observado tanta gente llenando la Plaza, las Diagonales, fue multitudinario. Tuvo algunas características puntuales. Comparando con la marcha del 9D se duplicó o triplicó la asistencia, por lo menos en lo que hace específicamente a la fuerza organizada se duplicó. La Cámpora duplicó su fuerza y el Movimiento Evita también. Expresa un crecimiento de la militancia organizada, por mayor nivel organizativo y de encuadramiento, eso que se veía a fines de año pasado que la gente se acercaba y quería militar, ahora se expresa en organización. Al mismo tiempo se mantuvo un alto nivel de participación de gente “espontánea” de esta Ciudad de Buenos Aires y de diversos lugares, porque el 25 de mayo es una fecha patria pero además por un sentido específico, el festejo de los diez años del período kirchnerista, de los gobiernos de Néstor y Cristina.

Una segunda consideración: son diez años de gobierno y una movilización de la magnitud, organización, apoyo y alegría como la del 25 de mayo es un hecho político muy poderoso. Muy pocos gobiernos luego de diez años de gestión logran tener un apoyo en la calle tan masivo y tan sólido, tan impactante. Ese fue un resultado político que buscamos, los que decíamos que el 25 tenía que haber una gran movilización de apoyo a los diez no sólo para festejar. Creíamos que había que hacer un hecho masivo que demostrase al conjunto de Argentina y el mundo, que indique el nivel de apoyo que tiene nuestro gobierno, porque lo cierto es que lo que vimos en el último año es una serie de movilizaciones masivas de oposición al gobierno. La calle ha comenzado a ser un espacio de disputa. Lo que hemos dejado en claro es que hay una enorme multitud con interesante grado de movilización y organización que apoya al gobierno a lo largo del territorio nacional. Es un hecho político relevante a nivel nacional y también regional y esto no es menor.

Como región estamos atravesando una cierta transición, tuvimos un período de crecimiento económico intenso con tasas muy altas. Pero las modificaciones en la economía mundial, particularmente por efecto de la crisis, produjeron que varios países reduzcan su crecimiento. La región va a seguir creciendo pero a un promedio un poco más bajo. En ese marco la fortaleza o no que tengan los gobiernos populares de la región va a ser importante.

Se evidencia en los procesos electorales, hubo una sorpresa en Venezuela con un triunfo electoral ajustado de Maduro, menor al esperado. Lo de Paraguay tiene características muy específicas, también triunfo de Correa en Ecuador. Ahora hay dos procesos electorales en vista, en noviembre está la elección en Chile y en Centroamérica tenemos Honduras. Parece que los procesos populares se van midiendo en estas instancias y en este sentido la movilización del 25 es un indicador respecto al proceso electoral que vamos a tener en octubre en Argentina. Es cierto que no es lo mismo movilización que votos pero es un indicador respecto del estado de ánimo y de la capacidad de movilización de la fuerza propia. Es particularmente válida la consigna del Evita de festejar los logros pero plantear todo los que faltan, la necesidad de avanzar en consolidar y profundizar este proceso.

Insisto mucho en no contraponer la consolidación y la profundización. Puede haber una tensión pero no es una contradicción en sus términos. La forma de consolidar es profundizando y la forma de profundizar es consolidando ¿Por qué? Porque todavía está pendiente que los cambios iniciados (avanzado en muchos casos) en la estructura productiva, en la distribución del poder, en una mayor democratización de la política, la vida social y cultural tienen que consolidarse. La Argentina sigue teniendo una matriz productiva ligada a las posibilidades que otorga el alza del precio de los comodities, demasiado parecido a lo que fue la Argentina primaria agroexportadora del siglo XIX. La dependencia del nivel de precios de los productos primarios en el mercado mundial señalaba las posibilidades de crecimiento del conjunto de la economía. Indudablemente la recuperación del tejido productivo en estos diez años luego de la destrucción del periodo de los 90 fue importante, pero falta consolidarla, falta hilvanarla con todo el esfuerzo que se está poniendo en la parte de la dimensión tecnológica. Falta tener sectores de punta con competitividad.

Eso requeriría pensar los problemas de la matriz productiva en nuestro país…

Yo estoy convencido que esa matriz productiva no se va modificar sustancialmente hasta que avancemos mucho en el proceso de integración regional. Si uno mira el resto del mundo todas las modificaciones en innovación tecnológica y las transformaciones en el mundo -vivimos una fantástica revolución tecnológica- todo eso ha tendido a concentrar la riqueza y aumentar la desigualdad. Cuando se dice que el mundo tiene mucha más gente de clase media es verdad, entre otras cosas porque China lleva 300 o 400 millones a la clase media, India 200 millones, nunca hubo tanta gente que salió de la pobreza en los últimos 20 años, pero al mismo tiempo ha crecido enormemente la desigualdad en todas partes, en Estado Unidos en los países nórdicos y por supuesto en China que era uno de los países mas igualitarios del mundo, hoy tiene una diferencia social enorme y nadie sabe qué repercusiones políticas puede tener eso a futuro.

Esto parece ser intrínseco a este proceso del desarrollo de las fuerzas productivas e innovación tecnológica, que tiene una matriz que genera desigualdad. Entonces hay que ver como modificar la matriz para hacerla más democrática, más igualitaria e inclusiva y lo segundo es el aparato productivo, que la producción no genere tanta desigualdad, que la producción genere menos diferencias. Hasta ahora hemos logrado mayor producción –de esta misma matriz productiva que describimos- y las políticas públicas y las políticas sociales han logrado reducir los efectos desigualadores.

En ese marco hay una cuestión paradójica. El mundo avanza hacia una mayor desigualdad y América Latina, que es el lugar más desigual del mundo es la única región que ha logrado reducir la desigualdad. Eso tiene que ver no con la modificación de la matriz productiva sino con el desarrollo de políticas sociales activas que logran en el marco de crecimiento reducir la desigualdad. Seguimos siendo la región más desigual pero a diferencia de las otras donde tiende a aumentar la desigualdad somos la única que ha logrado reducirla. Es alentador pero también muestra las dificultades de avanzar en la lucha contra la desigualdad.

Reitero, la única posibilidad de modificar ese patrón no es un proceso dentro de las fronteras nacionales sino en un desarrollo profundo y rico de integración regional; porque efectivamente hay un proceso de globalización o mundialización que hace de los mecanismos de regionalización esenciales como mínimo para subsistir y competir. A nivel nacional uno puede hacer ciertos factores menos desparejos, pero hablar de que tener cierta capacidad de innovación tecnológica y competitividad en un marco nacional solamente es imposible. Si no es en un marco regional no vamos a poder evitar ser traspasados, la idea de un aislamiento no funciona porque el nivel de interrelación mundial de la producción es enorme. Si uno ve cualquier producto que se empieza produciendo en un lugar del mundo, se sigue haciendo en otro, se arma en otro y se consume en otro y eso no va a terminar. Lo que puede ser es que no haya normas tan globales y sí normas regionales.

Está detenido el proceso de crecimiento del mercado mundial pero uno ve avances de un tipo regional. La zona del Pacífico avanza a transformarse en región, Europa con todas sus dificultades va a subsistir como región. Creo que un proceso de integración regional y en nuestro caso un proceso de integración productiva con Brasil es requisito indispensable, no solo para nosotros que somos un país mediano sino para Brasil también.

Considerando esta cuestión que menciona ¿cuáles son los desafíos del kirchnerismo a futuro?

Existen varios desafíos. En el aspecto económico uno de los más importantes es cómo recuperar un ritmo de crecimiento más elevado. Nosotros tendríamos que crecer a no menos del 5% (no digamos al 8 ya) y eso requiere un nivel de inversión y orientación del proceso productivo, de mayor orientación del crédito, etc. Ese es el primer desafío, sin crecer a ese ritmo se hace más difícil un proceso distributivo que permita mejorar la situación de los más desfavorecidos.

Dentro de ese reto hay otro que es la integración entre la innovación tecnológica, la investigación y el aparato productivo. En eso insiste mucho Aldo Ferrer en todas las cosas que escribe y tiene razón. Nosotros tenemos que tener desarrollo industrial que haga que los sectores científico-tecnológicos y el sistema productivo trabajen mucho más vinculados. En la historia argentina esto siempre ha estado desarticulado. Ahora se han tomado medidas importantes como la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología desde el 2007, hasta la recuperación de científicos: hay avances pero tienen que tener una sistematización y consolidación mucho más importantes.

Respecto de esto una cosa muy significativa es la creación de patentes. Cuando uno ve el número de patentes y la compara, no con los países más desarrollados sino con Corea, que produce más patentes que toda América latina junta, más de diez veces o cien no recuerdo. Ahí hay un problema, ¿cómo hacemos para incentivar la investigación privada en Argentina? –la investigación en nuestro país es totalmente publica- además hay que ligar la investigación a la producción.

Es como la educación, ese es otro desafío importante. Se ha pasado a más del 6% del PBI en materia presupuestaria pero todavía nos cuesta ver resultados, por una serie de razones complejas pero todavía no se traduce masivamente en un mejoramiento de la calidad de la educación. Todo el mundo dice que el siglo XXI es el siglo de las materias primas, pero también de la educación y el conocimiento y nosotros tenemos una población crecientemente educada. Se está haciendo un esfuerzo con la creación de nuevas universidades pero debemos tener un avance muy sólido en ésta área. Tenemos por supuesto sectores de investigación de punta, estamos trabajando en la instrumentación de un satélite propio en el INVAP (empresa de tecnología de la provincia de Río Negro), en la CONAE (Comisión Nacional de Energía Atómica), todo eso hay que expandirlo de una manera significativa.

Por otra parte creo que tenemos que tener resolución a la cuestión muy cercana al Movimiento Evita, respecto al tema de la economía popular. No es razonable pensar que uno puede desplegar un modelo de desarrollo inclusivo de una única velocidad en un modelo capitalista. Actualmente tenemos más del 30% de la fuerza del trabajo informal o en negro, hemos crecido durante diez años a más del 8% promedio y es indudable que aún tenemos núcleos fuertes de exclusión, pobreza y precarización y no se llega simplemente con el crecimiento, con lo que Emilio Pérsico denomina el derrame inducido, no alcanza.

Probablemente haya que desarrollar un modelo que tenga en cuenta no solo distintas velocidades, sino distintas creatividades y en eso se inserta la economía popular. Nosotros si solamente tenemos un modelo de tipo “desarrollista” no le vamos a dar ninguna solución a esos sectores. Tampoco la solución es un modelo de tipo “estatalista” donde los convertimos en empleados públicos. Nosotros tenemos que saber que hay sectores de nuestra economía y trabajadores que tienen una actividad casi de subsistencia, que tenemos que darle apoyo tecnológico, ayudarle a hacer cooperativas, ayudarles a generar posibilidades de mercado y así como existen sectores de la producción y la industria, protegidos tradicionalmente para poder desarrollarse , también debe haber sectores de la economía popular y familiar, tanto en la ciudad, en los suburbios como en zonas rurales que deben tener protección y tratamiento distinto. Deben mirarse con una lógica diferente a la que suele mirarse a estos sectores desde las dependencias estatales o gubernamentales. No es una lógica solo del desarrollo social y de la asistencia, es una lógica productiva concebida de manera diferente y por eso es importante el concepto de economía popular. Creo que se entiende poco, se lo ve demasiado desde la subsistencia y eso hay que trabajarlo. Para nosotros desde el Movimiento Evita es muy importante y por eso el impulso a la creación de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) tiene un valor estratégico.

El otro día hubo una reunión importante de sectores del movimiento obrero organizado con la Presidenta y luego se anunció la mejora de las asignaciones familiares, una reivindicación importante del movimiento obrero. Meses atrás se habían modificado los topes de la cuarta categoría del impuesto a las ganancias que afectaba un sector de los trabajadores. Eso, que es muy importante para los trabajadores formales, organizados y estaba entre las principales reivindicaciones de la CGT, no tiene nada que ver con los millones de trabajadores excluidos, dichas medidas no les dicen casi nada ni les toca en casi nada. Por eso la existencia de la CTEP, una central que nuclea a los trabajadores de la economía popular que tienen otras necesidades y otras reivindicaciones. Considero que es importante en la perspectiva que esos sectores puedan desarrollarse, organizarse, crecer y alcanzar una vida digna. Hay experiencias interesantes en Brasil, en Ecuador, hay un desarrollo teórico más vinculado al tema del comunitarismo en Bolivia.

En lo económico se encuentra el tema de la minería. Tenemos una ley que viene de varios años, tiene una serie de características que evidentemente impulsan la minería, pero en las condiciones actuales en las que Argentina viene transformándose en un país minero los beneficios que obtiene son bastante limitados, salvo ciertas divisas. Ahí se deben discutir tres temas. El tema ambiental, las condiciones en que se realiza la producción minera. Otro es el de las regalías que paga la actividad minera y el tercero es el control de los recursos que se extraen en función que no sea mera sustracción de materia prima sin valor agregado. Argentina se está transformando en un país minero y eso no es malo en sí pero debemos tenerlo en cuenta para mejorar nuestras condiciones.

Ya que aludiste al tema minero, suponer repensar la política en ese asunto ¿no requiere repensar primero el problema de la propiedad de los recursos que no pertenecen al Estado nacional?

En el caso del petrolero algo se avanzó, creo que igual es un déficit grave de la reforma de la Constitución del 94, que la propiedad del subsuelo no sea nacional no es conveniente, por una razón elemental: la capacidad de negociación de una provincia frente a una empresa muy poderosa es mucho menor que una Nación. Pero hay algunos casos como la sanción de la ley que implico la compra de las acciones de YPF que en su primer artículo habla del todo de la regulación de la extracción, producción, inspección de hidrocarburos. Es tan o más importante que la compra de acciones porque da poder al Estado nacional para establecer un marco regulatorio que evita esta especie de “feudalización” a la que puede llevar el sistema de propiedad provincial. En parte se puede funcionar con mecanismo parecidos a estos, en otro momento habrá que tener otra revisión más de fondo.

En materia social tenemos que tener una política que avance significativamente sobre los núcleos duros de la marginalidad, donde se está viendo un problema que crece y es que existen formas de violencia y conflicto combinadas o asociadas a formas de criminalidad organizada. En los últimos días en Rosario hubo cuatro asesinatos atribuidos al narcotráfico. Estamos empezando a tener algunos problemas que requieren atención y coordinación de políticas a nivel federal y provincial para evitar que esto se arraigue con fuerza en ciertos sectores donde la presencia del Estado todavía es muy débil. Es evidente que ya no somos solamente un país de paso en materia de narcotráfico, sino que hay más consumo, elaboración y eso produce fenómenos asociados a la criminalidad organizada -hoy la criminalidad organizada está muy trasnacionalizada, lo que hace más difícil luchar contra ella- pero no podemos dejar que crezca sin una respuesta clara y firme.

El mismo Movimiento Evita tuvo una experiencia vinculada a este problema en el barrio Nuevo
Alberdi de Rosario (N.E: militantes del Movimiento Evita denunciaron amenazas de narcos y vinculación directa de estos con la policía provincial). Atacar estos núcleos de pobreza requiere cuestiones combinadas desde una mayor presencia del Estado.

¿Cómo relaciona usted estos desafíos en relación al próximo marco electoral de este año?

Desde el punto de vista político estas elecciones de octubre de 2013 son claves porque prefiguran en cierta medida, la fortaleza de lo hecho y la posibilidad de continuidad. Yo soy optimista en cuanto al futuro de la Argentina que cumple un ciclo que desde el 2002 tuvo una onda larga del crecimiento económico.

Ahora de lo que se trata es de tener en cuenta que estas transformaciones que nombrábamos, para hacer todo esto no tenemos un plazo indefinido de tiempo. El lugar de Argentina, el MERCOSUR y América Latina se está configurando y todo esto no se resuelve en quince o veinte años, esto se resuelve en los próximos cinco o seis años. Todo momento de cambio es un momento de oportunidad, una ventana de oportunidad y cuanto podemos aspirar a crecer y modificar nuestra realidad se define en estos años, no es a plazo indefinido. El mundo está en un proceso de transición, un desplazamiento de poder de Norte a Sur y de Oeste a Este, con centro en el extremo asiático, pero con impacto en nuestra región que adquiere un nuevo protagonismo; cómo se resuelve esto y qué lugar tiene cada uno en el nuevo ciclo mundial se definirá en estos años. Entonces no es lo mismo decir “bueno, hoy interrumpamos, nos tomamos una vacaciones y luego seguimos viendo por este rumbo” no, las posibilidades de consolidar y profundizar una inserción internacional argentina que tenga que ver con la integración, con capacidad de insertarse en un mundo difícil y complicado son ahora. Por eso creo que las elecciones son importantes y es trascendente que el gobierno reciba un fuerte apoyo.

Ciertamente hay cosas pendientes, una reforma del sistema financiero y bancario. Ponerlo más al servicio de las personas y la producción y menos de la especulación. Seguimos teniendo un sistema tributario regresivo basado en el consumo masivo, en los impuestos indirectos. Hay una serie de tareas pendientes que requieren de poder político para llevarlas adelante.

¿Como dirigente político del Evita en la Capital cómo ves la realidad del distrito?

Yo soy porteño, Buenos Aires es una ciudad extraordinaria, que ha tenido y tiene una ciudad de un dinamismo cultural y social fenomenal. Se podrán enojar los hermanos de las provincias pero el 25 de Mayo, el primer grito patrio se dio acá en Buenos Aires, que fue la única ciudad de toda América que se levantó en 1810 y no volvió a caer en manos realistas.

El 17 de octubre fue aquí –con gente que vino de la provincia pero se hizo acá- el 19 y 20 de diciembre de 2001 tuvo epicentro en la Plaza de Mayo de esta ciudad. También fue víctima Buenos Aires, como en los bombardeos a la Plaza en el 55, o en la Semana Trágica. Buenos Aires tuvo y tiene un rol protagónico, tiene una historia social política y cultural extraordinaria.

Es una ciudad rica en el sentido material, sede de grandes empresas. Es cierto que esa riqueza fue producto del modelo agroexportador, ligado a los intereses británicos, que construyó un país deforme, con una capital sobredimensionada en su poder y su riqueza. Un país “macrocefálico” con una ciudad cabecera poderosa.

Actualmente, desde el punto de vista institucional, la Ciudad está separada del resto del AMBA. Desde el punto de vista institucional ya no existe la concentración anterior. Pero una de las cosas que no puede concebirse es el aislamiento de la Ciudad, no sólo del resto del país sino tampoco del ámbito metropolitano, del resto de las intendencias vecinas. Macri ha reforzado desde su política una visión aislacionista, no concibe a la Ciudad como parte de un área metropolitana con la cual coordinar esfuerzos y políticas sino como una isla donde las políticas terminan en la general Paz y el Riachuelo y más allá no sabe o no le importa, eso es un error profundo. Todas las grandes metrópolis del mundo trabajan en coordinación entre sus áreas alrededores, sus suburbios y su centro y a nosotros nos cuesta muchísimo.

En el caso del macrismo ha reforzado desde su visión política que contempla la Ciudad como una isla, una excepción en el medio de un territorio donde viven los pobres. La ciudad de Buenos Aires, una ciudad rica de 3 millones de habitantes, posee un ingreso per cápìta alto de un país desarrollado europeo, pero que no se ve reflejado en los servicios públicos de los porteños o las personas que transitan por ella, eso es contradictorio. Una ciudad rica con un número razonable de ciudadanos pero que no acceden a una calidad de vida en consonancia con estos parámetros. Reforzado por un gobierno que piensa las cosas en forma aislada.

Macri tiene una visión y construye políticas desde una visión elitista, contraria a una importante tradición histórica democrática de Buenos Aires. El otro día estuve en la conmemoración a Alfredo Palacios, elegido diputado en el distrito de la Boca, el primer diputado socialista de América en 1904, es una muestra de la importancia de los sectores populares en la conformación social de la Ciudad.

En el primer Centenario de la Argentina, no sólo había Estado de Sitio y Ley de Residencia (lo cual también habla de visiones elitistas en aquel momento) pero en 1910 la ciudad de Buenos Aires ya tenía un millón de habitantes y el 50% era extranjeros y si uno tomaba en cuenta sólo a los trabajadores de la ciudad, el 75% eran extranjeros. Una de las visiones del proyecto Macri tienden a expulsar o a no atender a los sectores humildes y tampoco a los sectores medios, esto es importante entenderlo.

Nosotros los peronistas y en particular desde el Movimiento Evita tenemos una preocupación central por los más débiles y humildes. En la Ciudad hay un sector que vive en villas, inquilinatos, casas ocupadas que no supera probablemente el 15% de los habitantes de la Ciudad, ese sector que nosotros defendemos por convicción ideológica no es el componente mayoritario de la ciudad. El macrismo no se ocupa de este sector, no tiene políticas para este sector, los discrimina, los estigmatiza y en realidad los quiere expulsar. Pero Macri tampoco tiene política para los amplios sectores de clase media a los que las políticas del macrismo les hace la vida más difícil, porque detrás del proyecto del PRO hay una concepción muy elitista que también tiende a la expulsión de los sectores medios y medios bajos, porque tiene como elemento central el privilegio de los grandes intereses financieros en la organización del desarrollo urbano.

Este es el problema de fondo que hace que la gran mayoría de los ciudadanos de la Ciudad no se beneficia con las políticas del ingeniero Macri. Expresa una contradicción, porque un 60% de los porteños –o sea un sector importante de esta clase media a la cual el macrismo no beneficia- ha votado a Macri. Es complejo, me parece en todo caso que también se debe tener en cuenta que Cristina sacó un 35% cuando fue candidata a Presidente en 2011, ese 35%, es casi medio millón de votos. Para que se tenga presente este es el segundo distrito después de la provincia de Buenos Aires donde sacó más votos, más que en Santa Fe y Córdoba. Quién crea que la Capital no vota al kirchnerismo y no tenemos que darle importancia comete un error político de envergadura. Es más, ese 35% creo que se puede ampliar mucho más porque hay sectores sociales más amplios que se benefician y en líneas generales concuerdan con un proyecto nacional y popular. Si no lo hacen es por diversas razones de todo tipo: hay razones históricas, Buenos Aires se siente rebelde, tener un liderazgo que aparezca enfrentado a la Nación, eso es parte de su historia. Pero por otra parte a los peronistas nos ha costado explicar en qué medida la Ciudad se beneficia de un Proyecto Nacional; parece una cosa más obvia que el crecimiento económico general produce más trabajo, más comercio, más turismo pero de todas formas nos ha costado mostrar la relación entre una cosa y otra. Un segundo aspecto es en qué medida una interpretación de la Ciudad respecto del Proyecto Nacional beneficiaría a los porteños, con una ciudad más democrática.

¿Cuáles serían algunos de los elementos para repensar la relación entre la Ciudad y el Proyecto Nacional?

Uno de los elementos claves para revisar es la relación con el área metropolitana que mencionamos antes. Aparece en el tema por ejemplo de las inundaciones, Macri descubre que los arroyos que nos inundan vienen de la provincia de Buenos Aires, vaya novedad, eso tiene algunos miles de años que es así.

No sólo en materia de infraestructura, también en transporte. Se acaba de inaugurar una estación de subte (la estación Hospitales) que está terminada como hace tres años, es una mora importante en la ejecución de obra pública del gobierno de la Ciudad. Macri le echa la culpa al gobierno nacional pero esta es una ciudad rica, y con autonomía.

Nosotros nos hemos concentrado en la defensa de la Salud pública y la Educación pública –temas muy importantes sin duda- pero sin tener en cuenta que más del 50% de los alumnos primarios de la Ciudad van a escuelas de gestión privada, muchas son escuelas parroquiales. Y más del 90% se atiende a través de la medicina prepaga, con obras sociales o por PAMI, no van al hospital público.
Eso no quiere decir reitero que no haya que ocuparse de la salud pública, sabemos que los hospitales públicos están mal, que hay un déficit político allí, igual que con la escuela pública. Pero al mismo tiempo de dar cuenta de esa situación tenemos que pensar una política para el sector de la educación privada y para el conjunto del sistema de salud. Eso es un atraso respecto a la comprensión de los problemas y las preocupaciones de un sector importante de la ciudadanía de la Ciudad. Tenemos que entender que muchos padres que pasan a sus hijos a la educación privada, buena parte tiene que ver con que no tenemos escuelas de jornada extendida en la escuela pública. Si no miramos todo de manera más integral no respondemos a los problemas, las inquietudes e intereses de una porción muy importante de los porteños.

Esa limitación de perspectiva se expresa en la construcción política…

El peronismo de la capital, el kirchnerismo de la Ciudad tiene una característica que tiene el peronismo cuando es minoría, algo complejo para un movimiento político que ha nacido y que posee una vocación de mayorías, le cuesta pensarse como minoría. Eso desarrolla una visión diferente, lleva a un mayor fraccionamiento, mayores querellas internas.

Por eso es importante poner mayor esfuerzo en la construcción política en la Capital, impulsar una política de apertura y sumar, esa es nuestra propuesta del Movimiento Evita. Primero de apertura a nosotros mismo, segundo incorporar a todos los que quieren hacer cosas con nuestro espacio, tercero trabajar en conjunto con todas las agrupaciones peronistas y kirchneristas de la Ciudad. Pero sobre todas las cosas: hablar con la gente, si no hablamos con los que no piensan como nosotros ¿cómo pensamos persuadirlos?

Perón decía que la Política es persuadir, se trata de reunir voluntades en torno a un proyecto. De persuadir que nuestra propuesta y nuestra acción es mejor que las de otros. Eso implica debatir con la sociedad, no temer a llamar las cosas por su nombre y reconocer las cosas que están bien y registrar los errores. Nos cuesta entender esto pero vale la pena discutirlo, porque si bien en la ciudad como en el resto del país hay un sector muy reaccionario que cuestiona el pensamiento popular y defiende privilegios que no quiere perder, hay también un montón de gente que no está acompañando a nuestro gobierno y podría hacerlo en la medida que vean o se persuadan de que existen intereses comunes.

Nosotros no debemos regalarle la Ciudad a Macri. En el 2015 el peronismo, el kirchnerismo debe tener como objetivo recuperar la ciudad, para un gobierno más democrático, más abierto y más pluralista ¿Cómo podemos hacerlo? Como lo hace el peronismo del triunfo, un peronismo frentista, abierto, amplio y propositivo. Hay que recuperar esas características. Esta es una ciudad importante, no sólo por sus votos sino porque es una caja de resonancia muy grande y tiene un rol importante en la formación de la opinión a nivel nacional. Tiene un peso cultural y una actividad intelectual muy rica. Tenemos que incentivar el debate, nosotros no podemos persuadir si no debatimos, quien no esté dispuesto a debatir que hoy no milite, porque esta es una época de debate y obviamente si nosotros avanzamos hay más confrontación política.

Este es un mundo que cambia, es un país que cambia y ajustar las visiones no es sencillo, no es una cosa elemental. Todos podemos equivocarnos, tener apreciaciones incorrectas, la única forma de acertar el rumbo es debatir. Necesitamos el debate porque un proyecto popular se nutre de lo que surge de la gente y finalmente lo que la dirigencia hace es lo que mejor interpreta para donde se orientan las necesidades populares y como ubicar el rumbo para resolverlas. Cuanto más rico sea el debate, más ricas y afinadas las decisiones que se tomen.

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