13 de noviembre de 2013

Discurso de Cierre de Jorge Taiana en el plenario del Movimiento Evita Capital

Con la presencia de más de 300 compañeros y compañeras de los distintos frentes, secretarías y territorios, se llevó a cabo el Plenario del Movimiento Evita Capital en la empresa recuperada IMPA, de cara al III Congreso Nacional del Movimiento Evita a desarrollarse el 17 de noviembre en la UNSAM.

El cierre estuvo a cargo de Jorge Taiana, miembro de la Mesa Nacional del Movimiento Evita, Secretario General del Movimiento Evita Capital y recientemente electo legislador porteño de la Ciudad de Buenos Aires por el FPV. A continuación pueden leer su discurso completo.


Discurso de Cierre de Jorge Taiana en el plenario del Movimiento Evita Capital

¿Por qué va creciendo el Movimiento Evita? Creo que va creciendo porque algunas de las decisiones que tomamos tienen consecuencias en la realidad. Hace un poquito más de un año el Evita tomó la decisión de fortalecer su trabajo acá en Capital; tratar de desarrollarse y crecer. Creo que, en cierta medida, modestamente, lo hemos logrado: tenemos una orgánica, tenemos un despliegue territorial más amplio, tenemos la incorporación de una serie de compañeros, tenemos un debate y una riqueza interna que me parece que es importante, y vamos a tener ahora un legislador más. Esas son cosas positivas. Ciertas posiciones políticas que se tomaron tienen un resultado positivo.

Nos faltó muchísimo; nos falta definir el perfil de esa política, nos falta diseñar cuál es la estrategia de acumulación puntual, nos faltan un montón de cosas. Pero me parece que si uno hace el balance, de un año a esta parte, hemos crecido.

Y acá comienza una pregunta que creo que es un poco más compleja, ¿por qué crecemos en un momento que no parece ser el de mayor esplendor de nuestra fuerza? Es una pregunta de respuesta compleja que puede llevarnos a conclusiones equivocadas. Por eso no voy a responderles, sino que voy a darles algunas claves.

A veces uno crece, y crecen los mejores, y eso no es un indicador necesario de que todo va bien. Al revés, puede indicar que todo va mal, entonces se vienen los que andan medio sueltos por otros lados. Y a veces uno no crece, y cree que todo va mal, y sin embargo hay una realidad social, nacional, política, de avance, aunque eso no se exprese en términos organizativos.

El crecimiento nuestro en el marco de un achicamiento del kirchnerismo, que perdió la mitad de sus votos, pero sumó militantes en el mismo período tiene elementos paradojales que debieran analizarse para que se reflejen en nuestra militancia. Porque puede ser que estemos acumulando militancia, de hecho parte importante se sumó con la pelea del campo, otra parte más importante se sumó tras la muerte de Néstor, y se ha mantenido. Ahora eso tiene sus contradicciones.

Eso implica necesariamente que hay que tener una política de formación de cuadros, porque se está acercando mucha gente y estamos viviendo momentos complejos. Pero no hay que perder de vista esta dialéctica; la dialéctica entre el crecimiento de la fuerza propia y la realidad nacional.

Muchas veces el movimiento popular o fuerzas llamadas revolucionarias, transformadoras, han equivocado el desarrollo de uno y de otro. El eje central no es acertar como desarrollar la fuerza propia. Yo vi a históricos dirigentes incapaces para desarrollar la fuerza propia pero que sin embargo habían acertado en la política: había que ir para adelante cuando todos dijeron que había que ir para atrás. Ese acierto en política permitió que se recrearan decenas y cientos de cuadros en ese momento.

En otros momentos históricos hemos acertado en la política de formación y crecimiento de nuestros cuadros y hemos errado en la caracterización de nuestra política nacional y eso solo ha llevado a derrotas nacionales y a destrucción de las fuerzas.

Nosotros hemos acertado en fortalecernos como Movimiento Evita en Capital, hemos respondido a una realidad. Está claro que en la Capital, más allá de la realidad nacional y la coyuntura, hay una especificidad que es compleja para el movimiento nacional en general, y para el Movimiento Evita en particular. Es compleja para el movimiento nacional porque en general parte de un concepto de mayoría de sectores trabajadores, sectores populares, y una conformación de una serie de alianzas con otros sectores, conformando una mayoría. Eso no es necesariamente cierto en la Ciudad que tiene una composición mayoritaria de clase media y en todo caso, las mayorías determinan qué tipo de clase media conforma esa mayoría.

Para el Movimiento Evita, que se propone interpretar a los más humildes y los más excluidos esto es todavía más notorio. Uno puede pensar en muchos distritos del Gran Buenos Aires, esos más humildes y excluidos son una masa muy significativa pero no mayoritaria del conjunto de la sociedad. Mientras en la Ciudad de Buenos Aires, son una minoría, que no supera el 10 o el 15%, que además el sistema tiende a incluirlos en los guetos (de eso se tratan las villas) para que sirvan de mano de obra, barata, no calificada, para el desarrollo de sus condiciones de vida.

¿Cómo hacemos para representarlos a ellos que son los más vulnerables, y por eso tenemos un deber, un compromiso profundo de luchar por ellos, y al mismo tiempo tener una propuesta política que abarque un amplio sector de representación, que se sientan comprometidos con un progreso, una independencia nacional y con una idea de solidaridad? Eso es un desafío importante y es lo que aparece en muchos de los debates que hubo. En la campaña empezamos a hacer eso, algo se empezó a esbozar. Tiene todavía enormes limitaciones y es algo que tenemos que construir entre todos.

El segundo punto es que esta es una reunión preparatoria del Congreso que va a tener el Movimiento Evita la semana que viene, que es importante porque viene a darse en un contexto trascendente. Un momento de transición, como dijo Emilio Pérsico. En donde lo que está definido es el Gobierno de Néstor y Cristina Kirchner como un período de 12 años ya que Cristina no puede volver a ser Presidenta. ¿Qué va a pasar en el 2015? Lo que pase en 2015 va a depender de lo que suceda de aquí al 2015. ¿Y nosotros qué queremos que pase en el 2015? Lo que queremos que pase en el 2015 es que, llegue a la presidencia quien llegue (ese es otro debate que haremos), continúe el proceso de transformación de la Argentina. Es decir, que esto no sea un proceso que se agote, que pierda su impulso, y que gire hacia el centro o a la derecha, y que quede como una etapa que tuvo sus transformaciones, pero que ya no se sepa si son más o menos reversibles.

Nosotros no queremos que sean reversibles; queremos que continúe la transformación por la sencilla razón de todo lo que falta. Ahora bien, esa transformación o esa posibilidad de transformación, independientemente de quien la encabece, depende de la fuerza política, de la correlación de fuerzas y del poder con que se llegue a ese 2015.

Eso se construye con opción política, y haciendo poder social. Y se construye también definiendo prioridades y programas porque lo que está claro, cuando hablamos de transición, es que en esta etapa hemos alcanzado una cierta meseta. Hemos hecho muchas cosas, hemos alcanzado muchas cosas, pero está claro también que esas cosas tienen algunos topes. Remover algunos de esos topes, algunos de esos obstáculos, requiere de poder político concentrado. Ese poder justamente hay que construirlo o reconstruirlo.

El kirchnerismo no ha sido bueno para construir poder político fuera del Estado. Ha sido bueno para usar el Estado para reconstruir la autoridad presidencial y desde el poder y la legitimidad presidencial, avanzar. Por eso que con Néstor y el primer Gobierno de Cristina, el kirchnerismo estaba en la vanguardia de la sociedad. Fue primero Néstor y después Cristina quienes hicieron cosas que los demás estaban empezando a pensar cómo se iban a pedir. Claramente ellos estuvieron a la vanguardia del proceso de cambio. Eso es muy bueno si lo miramos desde el punto de vista de ellos, de su capacidad política. No es tan bueno si lo miramos del lado de la organización política porque eso demuestra, como contrapartida, la debilidad de la organización política.

Eso no es algo que suceda solo acá; la crisis de los sistemas de representación política son bastante obvias en otros países. Por lo tanto todos los procesos de cambio que hemos visto, y mucho más en la región, han adoptado la forma que han adoptado los nuestros; liderazgos políticos nacionales y populares, de rasgos carismáticos fuertes, que son los que han logrado nuclear detrás de sí un grupo fuerte de apoyo. Y como el sistema es débil, la oposición, que no ha podido recurrir a la fuerza armada como lo hacía en el pasado (toda oposición teme perder privilegios económicos) se ha refugiado en otro poder, que ha crecido, por razones tecnológicas; han recurrido a los medios concentrados como centro de la defensa de sus privilegios.

Si ese es el panorama, está claro que nosotros tendremos que ayudar a definir cuál es la cancha donde se va a desarrollar el proceso político después del 2015. ¿Cuál es la fortaleza de la demanda popular? ¿Qué apoyo para las demandas populares tiene el gobierno que llegue? ¿Qué propuestas hay? ¿Qué vamos a hacer? Porque nosotros podemos hablar de la extranjerización y la concentración de la economía, podemos hablar de un 30% de trabajo en negro, podemos hablar de los problemas de energía, podemos hablar de muchas cosas, pero si no tenemos propuestas concretas para esos campos poco es lo que podemos hacer, más si no tenemos representación social de los sectores afectados.

En el documento Emilio Pérsico trae el tema de la distribución del ingreso, que ha avanzado y ha llegado a niveles altos. Si nos metemos un poquito más adentro resulta que esa distribución del ingreso tiene dos componentes esenciales: uno es el salario y el otro es el salario indirecto; los beneficios de servicios sociales y subsidios, ya sea en el hospital, en la escuela.

La forma de avanzar en la redistribución del ingreso no es avanzar por el camino que estamos; no se puede avanzar más. Para avanzar y para mejorar el ingreso, sobre todo de los que están en la economía popular, tenemos que meter a este sector en un nivel de salario más alto y tenemos que transformar buena parte de ese salario indirecto en salario directo para que sea más efectiva la redistribución. Para dar un ejemplo, no es lo mismo darle no sé cuántos miles de pesos para que eso subsidie el pasaje en el transporte público que parte de eso pueda ir sin aumento en los costos al salario de los trabajadores.

Estas son transformaciones muy complejas, no se hacen de un día para el otro, y requieren de poder político. Ahora bien, ¿cómo vamos a construir política después de un resultado electoral que no ha sido favorecido para nosotros? El resultado electoral que tuvimos presenta algunos riesgos. El primero es la dispersión por cuestiones políticas, porque nos peleamos, porque todo el mundo se desanima, porque descubrimos que la lucha no es tan fácil. Hay mucha gente que ha vivido años de militancia donde siempre se iba para adelante. Y no siempre se va para adelante. Algunos ya teníamos esa experiencia: las luchas son complejas.

Entonces, el primer objetivo a evitar es la dispersión y la división, que la división trucha ya la están inventando. El invento de Massa es eso: es una parte que se va. El problema no es que se vaya él, el problema es que se lleva expectativas de sectores populares. Nosotros debemos combatir la idea de la dispersión, tanto como la idea de estar a la espera de lo que se decida. Esa es una mala fórmula para defender los intereses de los que queremos defender. No es la forma de un kirchnerismo, como expresión del peronismo, auténtico, defensor profundo no solo de la inclusión sino de la justicia social, convencido que la transformación de la Argentina es una transformación profunda y de patrón de acumulación, que debe avanzar en una distribución del ingreso y en la modificación de su estructura industrial, y en un avance de la integración regional.

Para hacer todo eso creo que el Evita va a tener que cumplir un papel importante, jugar un rol en este proceso de buscar la unidad, la coordinación, el trabajo común, con todos aquellos sectores del peronismo y del kirchnerismo que quieran mantener una consecuencia con lo hecho a lo largo de estos diez años. Eso implica una política amplia, que obviamente trasciende al Evita y es una política que obviamente trasciende lo que se ha estado haciendo en Unidos y Organizados, que ha sido una política que nos ha encerrado y achicado más que ampliado al resto de los sectores.

¿Cómo lo hacemos? No es una tarea sencilla, va a haber una tendencia de muchos a tratar de arreglar con los candidatos, bajo la lógica de "arreglemos ahora, que siempre es mejor que arreglar después". Nosotros pensamos que es al revés; que hay que acumular poder, que hay que acumular fuerza, que hay que crecer. Hay que demostrar que hay valores, proyectos, compañeros, militancia, representatividad y demostrar que eso tiene un peso y que tiene que ser tenido en cuenta a la hora de que se vaya definiendo cómo va a ser el proceso al 2015.

Mucho de eso lo discutiremos el 17 con el resto de los compañeros. No son menores las definiciones que tenemos que tomar. Está claro que el Evita está creciendo. Está claro que muchos están mirando al Evita como uno de los productos de estos años de kirchnerismo más sólidos. Eso demuestra que tenemos una responsabilidad política, que hemos pensado algunas cosas, que tenemos muchísimo por hacer, y que tenemos un desafío grande que es una política amplia, de unidad con todos los que han sido consecuentes con este proceso, de defensa de aquello que nosotros creemos que es avanzar en la transformación de la Argentina no solo para que tengamos inclusión, o no tengamos pobres, sino también para que tengamos la plena justicia social que es bastante más.

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