El abuso, la intimidación, el apuntar con armas largas,
el indebido proceso a menores de edad y la persecución política son algunos de
los hechos que obligan a replantearnos seriamente el estado de las fuerzas de
seguridad en la provincia de Córdoba.
Esta realidad, entre amenazas de
“asesinato” y “desaparición”, la tuvieron que vivir nuestros compañeros del
Movimiento Evita de Córdoba la noche del sábado 26 de enero por parte de una de
las fuerzas de (in)seguridad más reaccionarias del país. Desde ya repudiamos
este hecho y hacemos llegar nuestra solidaridad a los compañeros agredidos.
Las acciones, los discursos y la política
para-la-foto (a la que dirigentes porteños están muy PROpensos) del Gobernador
de Córdoba motiva un contraste donde lo que él llama democracia es algo que
hace un año no puede vivir Facundo Rivera Alegre al ser desaparecido por la
policía cordobesa; lo que él promueve como una provincia ejemplo no incluye el
respeto por los derechos humanos; lo que él pregona como el orden no disimula
el desorden del autogobierno policial.
Lo de Córdoba no son casos aislados. En
Santa Fe fueron 28 los días que pasaron desde que tres militantes del
Movimiento Evita fueran baleados por bandas narcos, 11 desde que realizamos las
jornadas en el barrio Nuevo Alberdi bajo el lema “ni un pibe menos”, 3 días
desde que el socialismo gobernante removiera por segunda vez desde octubre a la
cúpula policial denunciada por enriquecimiento ilícito y vínculos con el
narcotráfico. En la provincia de Buenos Aires hace 4 días que rememoramos con
jornadas militantes y con un acto político el segundo año del asesinato de
Franco Almirón y Mauricio Ramos por parte de la policía bonaerense.
En nuestro distrito, la Ciudad de Buenos
Aires, el macrismo avanza en la apropiación de los espacios públicos en función
del desarrollo de los negocios privados y, cuando surge el conflicto, utiliza a
la nueva Policía Metropolitana que supo contener al viejo y PROcesado Fino
Palacios, como fuerza represiva. Así ocurrió en los desalojos de Plaza
Constitución en noviembre del año pasado. Así ocurrió hace 9 días en el
conflicto del Parque Centenario. En ambos casos se perjudicó principalmente a
los trabajadores de la economía popular al expulsarlos sin ningún tipo de
articulación o alternativa en torno a la fuente laboral. Por el contrario, los
supuestos paladines del “diálogo” y la “gestión” en ambas oportunidades
operaron sin ningún tipo de aviso a los vecinos y trabajadores, generando así
hechos de tensión, violencia y represión innecesarios.
Estos son solo algunos de los cientos de
hechos que desnudan un problema terrible y complejo como lo es la violencia
institucional. Desde el Movimiento Evita hace tiempo que venimos denunciando el
mal accionar de las fuerzas que en teoría están para protegernos, sus
connivencias con sectores del Poder Judicial, la estigmatización de la pobreza
por parte de algunos medios masivos de comunicación y el oportunismo de ciertos
políticos que aceptan las demandas simplistas de “mano dura” de algunas
expresiones de la sociedad.
Ante las adversidades, ante los palos en
las ruedas, nosotros vamos a seguir firmes en la convicción de construir una
seguridad democrática, al servicio del pueblo, con control político de las
fuerzas, respetuosa de los derechos humanos y en donde se promueva la
participación ciudadana. Porque estuvimos, estamos y vamos a seguir estando en
las calles, en los barrios, sentimos en nuestros corazones y sabemos en
nuestras consciencias que ningún pibe nace chorro.
Jorge Taiana - Secretario General
Sebastián Demiryi - Secretario Político
Remo Carlotto - Diputado Nacional FPV
Movimiento Evita Capital
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