7 de febrero de 2013

No queremos represión - Para nuestros pibes trabajo y educación




El abuso, la intimidación, el apuntar con armas largas, el indebido proceso a menores de edad y la persecución política son algunos de los hechos que obligan a replantearnos seriamente el estado de las fuerzas de seguridad en la provincia de Córdoba.



Esta realidad, entre amenazas de “asesinato” y “desaparición”, la tuvieron que vivir nuestros compañeros del Movimiento Evita de Córdoba la noche del sábado 26 de enero por parte de una de las fuerzas de (in)seguridad más reaccionarias del país. Desde ya repudiamos este hecho y hacemos llegar nuestra solidaridad a los compañeros agredidos.



Las acciones, los discursos y la política para-la-foto (a la que dirigentes porteños están muy PROpensos) del Gobernador de Córdoba motiva un contraste donde lo que él llama democracia es algo que hace un año no puede vivir Facundo Rivera Alegre al ser desaparecido por la policía cordobesa; lo que él promueve como una provincia ejemplo no incluye el respeto por los derechos humanos; lo que él pregona como el orden no disimula el desorden del autogobierno policial.



Lo de Córdoba no son casos aislados. En Santa Fe fueron 28 los días que pasaron desde que tres militantes del Movimiento Evita fueran baleados por bandas narcos, 11 desde que realizamos las jornadas en el barrio Nuevo Alberdi bajo el lema “ni un pibe menos”, 3 días desde que el socialismo gobernante removiera por segunda vez desde octubre a la cúpula policial denunciada por enriquecimiento ilícito y vínculos con el narcotráfico. En la provincia de Buenos Aires hace 4 días que rememoramos con jornadas militantes y con un acto político el segundo año del asesinato de Franco Almirón y Mauricio Ramos por parte de la policía bonaerense.



En nuestro distrito, la Ciudad de Buenos Aires, el macrismo avanza en la apropiación de los espacios públicos en función del desarrollo de los negocios privados y, cuando surge el conflicto, utiliza a la nueva Policía Metropolitana que supo contener al viejo y PROcesado Fino Palacios, como fuerza represiva. Así ocurrió en los desalojos de Plaza Constitución en noviembre del año pasado. Así ocurrió hace 9 días en el conflicto del Parque Centenario. En ambos casos se perjudicó principalmente a los trabajadores de la economía popular al expulsarlos sin ningún tipo de articulación o alternativa en torno a la fuente laboral. Por el contrario, los supuestos paladines del “diálogo” y la “gestión” en ambas oportunidades operaron sin ningún tipo de aviso a los vecinos y trabajadores, generando así hechos de tensión, violencia y represión innecesarios.



Estos son solo algunos de los cientos de hechos que desnudan un problema terrible y complejo como lo es la violencia institucional. Desde el Movimiento Evita hace tiempo que venimos denunciando el mal accionar de las fuerzas que en teoría están para protegernos, sus connivencias con sectores del Poder Judicial, la estigmatización de la pobreza por parte de algunos medios masivos de comunicación y el oportunismo de ciertos políticos que aceptan las demandas simplistas de “mano dura” de algunas expresiones de la sociedad.



Ante las adversidades, ante los palos en las ruedas, nosotros vamos a seguir firmes en la convicción de construir una seguridad democrática, al servicio del pueblo, con control político de las fuerzas, respetuosa de los derechos humanos y en donde se promueva la participación ciudadana. Porque estuvimos, estamos y vamos a seguir estando en las calles, en los barrios, sentimos en nuestros corazones y sabemos en nuestras consciencias que ningún pibe nace chorro.

Jorge Taiana - Secretario General
Sebastián Demiryi - Secretario Político
Remo Carlotto - Diputado Nacional FPV 


Movimiento Evita Capital 

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