Por Juan Pablo Cusa
Vivimos momentos donde todos los sectores que representan a la antipatria comienzan a unirse para dar batalla. Ya marcharon junto al Ingeniero Blumberg a nuestra querida Plaza de Mayo pidiendo "seguridad" y en contra del proyecto que lidera el presidente Néstor Kirchner. En esa marcha estaba la maldita policía, con todos sus hombres exonerados por corrupción o por haber ejercido el gatillo fácil; estaban el Ingeniero Macri y López Murphy, quienes entregaron el país, uno como empresario y el otro como Ministro de Economía de De la Rúa; y detrás, agazapados, lo más rancio de la vieja política: desde Alfonsín a Duhalde, pasando por detestables personajes como Juan José Álvarez, con su pasado recientemente descubierto como servicio de inteligencia durante la última dictadura militar. Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de seguridad...?Desde el movimiento Evita de esta Capital Federal, entendemos que la “inseguridad” no es una problemática que se solucione con la mano dura, sino con trabajo, salud y educación, porque es así como en un país se crean las expectativas de futuro para la juventud. No se trata de endurecer las penas sino de re-crear la cultura del trabajo, reconstruyendo en el imaginario colectivo la certeza de que hay un futuro para todos. No debemos pensar en un proceso de represión sino, por el contrario, debemos pensar y trabajar para la redistribución del ingreso. Porque lo que mata es la exclusión que hemos sufrido durante los más de 30 años de políticas económicas, sociales y culturales neoliberales. ¿Quién le brinda seguridad a nuestros compañeros cuando están desocupados o trabajan en situaciones de explotación y de riesgo? ¿Quién les da protección cuando no pueden acceder a una salud pública y gratuita? Definitivamente, la seguridad que piden Blumberg y la antipatria es la seguridad para unos pocos: es la seguridad de los señores y señoronas que detestan al campo popular y nacional del que nos sentimos parte; es la seguridad de los countries, plagado de agentes de seguridad armados hasta los dientes, amurallados y por detrás las villas de emergencia. Por eso creemos que cuando el proyecto nacional que encarna el presidente se profundice, deberemos volver a las calles, apelando a la participación de todos los ciudadanos porque la movilización es una herramienta fundamental para garantizar una Patria más justa, libre y soberana.
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