El pensador recordó que “cuando murió Perón hubo una enorme consternación y dolor, aunque se intuía. En términos políticos significó el cierre de un período en el que trató de armonizar las tendencias diferentes que cortaban al movimiento peronista y a la política nacional. Creo que Perón trató de resolver problemas profundos de la sociedad argentina que venía saliendo de una dictadura y que en los 18 años de exilio vivió transformaciones muy importantes. En esa Argentina, trató de recomponer la unidad nacional en busca de la liberación nacional, en consonancia con las corrientes de emancipación del tercer mundo de la época, pero el tiempo le quedó corto”.
Respecto a los desafíos que encontró el General en su retorno al país, Vilas explicó que “la Argentina a la que volvió Perón tenía pocos puntos en común con la que dejó en 1955 y vino a caballo de una intensa movilización juvenil frente a otros sectores más conciliadores con el poder militar y económico del justicialismo. Pero Perón entendió el sentido de la historia y que la fuerza de los pueblos estaba en la integración, en el sentido de los grandes objetivos regionales en un mundo que se organizaba en grandes bloques de poder. Comprendió que Argentina no iba a alcanzar la emancipación de manera solitaria, sino junto a los otros países de América Latina y del Tercer Mundo en general. Esto es algo que ya había ensayado en su primer gobierno”. Y agregó que “en ese tiempo hubo una juventud muy politizada que se hizo de Perón una imagen que chocó con la realidad. De todos los sectores, ese proceso fue uno de reconocimiento de las realidades y las diferencias, pero faltó tiempo y se murió Perón”.
Pasados 41 años de ese momento histórico, el entrevistado evaluó la situación actual del Movimiento Nacional: “estos 12 años que estamos viviendo le abrieron al país un etapa de transformaciones que permitió que esta Argentina no sea la de 2003. No es un país distinto, pero es otro, hay transformaciones y aspectos de continuidad. Entonces estamos en un momento donde los cambios que impulsamos están fructificando. Hay una nueva generación de militantes que practica hoy la política de una manera distinta a la que lo hacíamos en los 70 y es legítima esta diferencia. Al mismo tiempo hay una congruencia propiciada por el liderazgo de Néstor y Cristina, entre los estilos renovados con los tradicionales de otro sector del Movimiento Nacional que también son legítimos. Hay un equilibrio entre la trayectoria histórica y las rupturas y continuidades dentro de esa tradición. Esta síntesis sólo puede darse con una conducción política adecuada, que sin dudas la tenemos”.
En este sentido, Vilas dio su visión sobre la conformación de la fórmula presidencial: “yo creo que Cristina va a conducir en términos estratégicos, pero respetando los espacios y opiniones de Daniel como Presidente y Zannini como vice. Esta fórmula me parece una genialidad del kirchnerismo, porque sintetiza las corrientes que ha tenido durantes estos años. Por un lado la corriente combativa, que rompe con los cánones, que trae más fuerza y más voluntad, y la otra, esta corriente de mayor trayectoria en los cauces del peronismo tradicional. El kirchnernismo son las dos cosas, porque es el peronismo del siglo XXI que debe ser distinto al de mediados del siglo XX. Creo que en esto se alcanza un fórmula de síntesis y de equilibrio que nos hace renovar las esperanzas”.
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