La cooperativa de trabajo se formó hace tres años con los artesanos de San Telmo. “Teníamos problemas con los inspectores y la policía. Nosotros repudiábamos eso organizándonos, aplaudiendo todos juntos y armando lío. Un día decidimos hacer una asamblea y elegir a un delegado. Primero empezamos siendo media cuadra de artesanos y ahora somos 200 socios” cuenta Gabriela, secretaria de la cooperativa El Adoquín.
Al principio eran tan sólo 56 miembros, pero lentamente con las asambleas y los problemas que tenían día tras día en la calle, se fueron sumando para luchar organizados por su fuente de trabajo.
En la actualidad continúan realizando las asambleas todos los domingos a la mañana en el barrio de San Telmo, en la Avenida Independencia y Defensa. “Muchos piensan que sólo somos artesanos con las mantas en el piso, pero tenemos un grado de organización, tenemos proyectos productivos propios también”, contó la secretaria de la cooperativa.
Proyectos productivos
Hace alrededor de 4 meses la Cooperativa El Adoquín presentó una propuesta al Ministerio de Educación para realizar las fundas de las netbook que reparten a los jóvenes. “La idea surgió de un compañero nuestro cuando vio que la importación de las fundas estaban casi cerradas. Hace varios meses que empezaron a cerrar las importaciones de productos de librerías, y como todo eso era importado, a ese compañero se le ocurrió la idea de por qué nosotros no podíamos hacer esas fundas para Conectar Igualdad” contó Gabriela.
De esta manera comenzaron a averiguar, a informarse más hasta armar el proyecto productivo. “En la Ciudad tienen fundas que son importadas y amarillas. Y con la articulación del INTI y de la CTEP fuimos al Ministerio de Desarrollo de Nación donde nos entrevistamos con el Jefe de Gabinete del Ministerio de Educación, Pablo Urquiza, y le presentamos unas muestras que son muy interesantes porque están hechas con el sistema de reciclaje de retazos”.
Gabriela aclara que gracias a la colaboración de las instituciones y de todos sus compañeros lograron armar el proyecto productivo y ser los “primeros artesanos que proveemos al Estado con algo que está producido en pequeña escala”.
La cooperativa El Adoquín tiene presente que su objetivo es lograr generar una red de comercialización más permanente y que no sea por producciones aisladas. Que sea continuo en el tiempo y que haya trabajo siempre en la cooperativa y “además que nosotros capacitemos a otras cooperativas con el mismo modelo de proyecto productivo y capacitemos sobre cómo hacer las fundas para que se hagan en otras provincias” aclara Gabriela.
Los compañeros de la cooperativa quieren mostrar al Estado su capacidad productiva, su trabajo, su forma de organización y su necesidad de generar una estabilidad con la comercialización y las ventas. En definitiva, quieren ser reconocidos por el Estado como trabajadores.
Hay diversos proyectos productivos en marcha. Uno de ellos, afirma la secretaria de la cooperativa, es poder ser “proveedores de museos” en la realización de merchandising. También cuenta que a la hora de armar los proyectos, se tiene en cuenta a las demás cooperativas para poder delegar tareas, trabajos e incorporar a más compañeros. “Acá hacemos chalinas circulares, y esto en un taller esclavo se paga 2 pesos, nosotros se lo mandamos a cocer a una cooperativa de la Villa 31 porque originalmente la compañera que creó el proyecto lo hacía así y le pagamos 10 pesos que es lo que creemos necesario y razonable”.
CTEP
“Nosotros estábamos buscando organizarnos y solidarizarnos con otros trabajadores. Nos pasaba que la unidad dentro del gremio de los artesanos es muy difícil, y si ya están en la legalidad no tienen casi ninguna reivindicación. Salvo en el área de la Ciudad que es pasar del Ferias y Mercado a Cultura, es interesante pero no se identifican con el resto de los trabajadores. Nosotros teníamos una clara identificación con todos los sectores de la Economía Popular entonces buscábamos algo así y a través del Movimiento Evita” dice Gabriela.
La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) se conformó hace aproximadamente un año y medio. La secretaria de la cooperativa cuenta que cuando se enteró de la Confederación se dio, cuenta al igual que sus compañeros, que era lo que estaban buscando. “Estábamos muy lejos de los planteos de la CTA, ni la mayor parte de lo que en ese momento era la CGT le interesamos nosotros como sector, cuando digo nosotros estoy hablando de los trabajadores de la Economía Popular no solo de los artesanos. Nunca tuvieron un planteo o un proyecto real que nos incluyera y que fuera por nuestras reivindicaciones a nivel de que todos somos clase trabajadora, no sienten una identificación clara con nosotros”.
Es así que la cooperativa encontró en la CTEP ese apoyo, esa guía y esa contención en la lucha por mantener su fuente de trabajo. Para continuar reclamando la “legalidad” de en el barrio de San Telmo y para crecer como cooperativa en el armado y presentación de los proyectos productivos y demás actividades cotidianas.
“Elegimos ser cooperativa como forma de organización, de lucha”
Gabriela cuenta que al principio la forma de organización fue debatida por todos sus miembros, “la única forma de agruparnos para nosotros es la cooperativa. La cooperativa no es solamente una cuestión asociativa o para que nos bajen mas los recursos o para tener más subsidios, para nosotros es una herramienta de organización”.
El problema de la legalidad es una cuestión que está presente día a día ya que presienten que el Gobierno de la Ciudad los puede sacar de la vía pública en cualquier momento. “Cuando ese momento llegue que nos agarre lo más organizados posibles y sobre todo que el único recurso que tengamos no sea con lo que vendemos acá sino también con los proyectos productivos que estamos presentando” asegura la cooperativista.
Trabajo Digno Hecho a Mano
La Cooperativa El Adoquín aspira a que esta Feria, con el lema de Trabajo Digno Hecho a Mano, que es legítima, “que se convierta en una Feria estable, legal y legítima, porque nosotros la legitimamos con nuestro trabajo todos los días mas allá de que el Gobierno de la Ciudad nos de el permiso o no para estar acá”.
Gabriela aclara además que tiene la confianza plena en que los trabajadores autogestionados pueden lograr muchas cosas, y es por ello que la cooperativa no baja los brazos y continúa presentando proyectos productivos al Estado para que el único ingreso que se lleva el trabajador no sea sólo la venta en la calle de San Telmo. “La mayoría somos monotributistas y tenemos el monotributo social. La idea es obtener un suplemento o un complemento a nuestros ingresos para tener más estabilidad y mejores condiciones de vida para nosotros y nuestras familias”.
Los trabajadores de la Cooperativa El Adoquín, como muchos otros trabajadores fueron expulsados del sistema de trabajo en la década de los 90, y de alguna manera se inventaron su forma de sobrevivir. “Nos inventamos nuestro propio trabajo, nuestras propias formas de vivir, así que pensamos que un Estado inclusivo tiene el deber de tener políticas directas hacia nosotros de protección y de inclusión. Esperamos en algún momento que, nosotros como muchos de los trabajadores de la Economía Social, podamos tener un complemento económico que nos de más respiro” concluyó Gabriela.
Al principio eran tan sólo 56 miembros, pero lentamente con las asambleas y los problemas que tenían día tras día en la calle, se fueron sumando para luchar organizados por su fuente de trabajo.
En la actualidad continúan realizando las asambleas todos los domingos a la mañana en el barrio de San Telmo, en la Avenida Independencia y Defensa. “Muchos piensan que sólo somos artesanos con las mantas en el piso, pero tenemos un grado de organización, tenemos proyectos productivos propios también”, contó la secretaria de la cooperativa.
Proyectos productivos
Hace alrededor de 4 meses la Cooperativa El Adoquín presentó una propuesta al Ministerio de Educación para realizar las fundas de las netbook que reparten a los jóvenes. “La idea surgió de un compañero nuestro cuando vio que la importación de las fundas estaban casi cerradas. Hace varios meses que empezaron a cerrar las importaciones de productos de librerías, y como todo eso era importado, a ese compañero se le ocurrió la idea de por qué nosotros no podíamos hacer esas fundas para Conectar Igualdad” contó Gabriela.
De esta manera comenzaron a averiguar, a informarse más hasta armar el proyecto productivo. “En la Ciudad tienen fundas que son importadas y amarillas. Y con la articulación del INTI y de la CTEP fuimos al Ministerio de Desarrollo de Nación donde nos entrevistamos con el Jefe de Gabinete del Ministerio de Educación, Pablo Urquiza, y le presentamos unas muestras que son muy interesantes porque están hechas con el sistema de reciclaje de retazos”.
Gabriela aclara que gracias a la colaboración de las instituciones y de todos sus compañeros lograron armar el proyecto productivo y ser los “primeros artesanos que proveemos al Estado con algo que está producido en pequeña escala”.
La cooperativa El Adoquín tiene presente que su objetivo es lograr generar una red de comercialización más permanente y que no sea por producciones aisladas. Que sea continuo en el tiempo y que haya trabajo siempre en la cooperativa y “además que nosotros capacitemos a otras cooperativas con el mismo modelo de proyecto productivo y capacitemos sobre cómo hacer las fundas para que se hagan en otras provincias” aclara Gabriela.
Los compañeros de la cooperativa quieren mostrar al Estado su capacidad productiva, su trabajo, su forma de organización y su necesidad de generar una estabilidad con la comercialización y las ventas. En definitiva, quieren ser reconocidos por el Estado como trabajadores.
Hay diversos proyectos productivos en marcha. Uno de ellos, afirma la secretaria de la cooperativa, es poder ser “proveedores de museos” en la realización de merchandising. También cuenta que a la hora de armar los proyectos, se tiene en cuenta a las demás cooperativas para poder delegar tareas, trabajos e incorporar a más compañeros. “Acá hacemos chalinas circulares, y esto en un taller esclavo se paga 2 pesos, nosotros se lo mandamos a cocer a una cooperativa de la Villa 31 porque originalmente la compañera que creó el proyecto lo hacía así y le pagamos 10 pesos que es lo que creemos necesario y razonable”.
CTEP
“Nosotros estábamos buscando organizarnos y solidarizarnos con otros trabajadores. Nos pasaba que la unidad dentro del gremio de los artesanos es muy difícil, y si ya están en la legalidad no tienen casi ninguna reivindicación. Salvo en el área de la Ciudad que es pasar del Ferias y Mercado a Cultura, es interesante pero no se identifican con el resto de los trabajadores. Nosotros teníamos una clara identificación con todos los sectores de la Economía Popular entonces buscábamos algo así y a través del Movimiento Evita” dice Gabriela.
La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) se conformó hace aproximadamente un año y medio. La secretaria de la cooperativa cuenta que cuando se enteró de la Confederación se dio, cuenta al igual que sus compañeros, que era lo que estaban buscando. “Estábamos muy lejos de los planteos de la CTA, ni la mayor parte de lo que en ese momento era la CGT le interesamos nosotros como sector, cuando digo nosotros estoy hablando de los trabajadores de la Economía Popular no solo de los artesanos. Nunca tuvieron un planteo o un proyecto real que nos incluyera y que fuera por nuestras reivindicaciones a nivel de que todos somos clase trabajadora, no sienten una identificación clara con nosotros”.
Es así que la cooperativa encontró en la CTEP ese apoyo, esa guía y esa contención en la lucha por mantener su fuente de trabajo. Para continuar reclamando la “legalidad” de en el barrio de San Telmo y para crecer como cooperativa en el armado y presentación de los proyectos productivos y demás actividades cotidianas.
“Elegimos ser cooperativa como forma de organización, de lucha”
Gabriela cuenta que al principio la forma de organización fue debatida por todos sus miembros, “la única forma de agruparnos para nosotros es la cooperativa. La cooperativa no es solamente una cuestión asociativa o para que nos bajen mas los recursos o para tener más subsidios, para nosotros es una herramienta de organización”.
El problema de la legalidad es una cuestión que está presente día a día ya que presienten que el Gobierno de la Ciudad los puede sacar de la vía pública en cualquier momento. “Cuando ese momento llegue que nos agarre lo más organizados posibles y sobre todo que el único recurso que tengamos no sea con lo que vendemos acá sino también con los proyectos productivos que estamos presentando” asegura la cooperativista.
Trabajo Digno Hecho a Mano
La Cooperativa El Adoquín aspira a que esta Feria, con el lema de Trabajo Digno Hecho a Mano, que es legítima, “que se convierta en una Feria estable, legal y legítima, porque nosotros la legitimamos con nuestro trabajo todos los días mas allá de que el Gobierno de la Ciudad nos de el permiso o no para estar acá”.
Gabriela aclara además que tiene la confianza plena en que los trabajadores autogestionados pueden lograr muchas cosas, y es por ello que la cooperativa no baja los brazos y continúa presentando proyectos productivos al Estado para que el único ingreso que se lleva el trabajador no sea sólo la venta en la calle de San Telmo. “La mayoría somos monotributistas y tenemos el monotributo social. La idea es obtener un suplemento o un complemento a nuestros ingresos para tener más estabilidad y mejores condiciones de vida para nosotros y nuestras familias”.
Los trabajadores de la Cooperativa El Adoquín, como muchos otros trabajadores fueron expulsados del sistema de trabajo en la década de los 90, y de alguna manera se inventaron su forma de sobrevivir. “Nos inventamos nuestro propio trabajo, nuestras propias formas de vivir, así que pensamos que un Estado inclusivo tiene el deber de tener políticas directas hacia nosotros de protección y de inclusión. Esperamos en algún momento que, nosotros como muchos de los trabajadores de la Economía Social, podamos tener un complemento económico que nos de más respiro” concluyó Gabriela.
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